lunes, 30 de abril de 2012

Kant: Introducción a "la fundamentación de la metafísica de las costumbres"

Resumen
  En la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant nos presenta una serie de conceptos éticos y nos facilita una serie de ejemplos para explicarlos. Los conceptos más importantes son el imperativo categórico y el hipotético. Para explicarlos nos habla de la buena voluntad, el deber, la autodeterminación, la moralidad y la libertad.

Palabras clave
  - Imperativo categórico e hipotético.
  - Buena voluntad
  - Deber
  - Autonomía ( autodeterminación )
  -  Libertad

Contenido
  La Fundamentación de la metafísica de las costumbres, gira en torno a los siguientes conceptos éticos:
  - Buena voluntad: lo único que es pensable como completamente bueno. Cualquier don que poseamos, puede echarse a perder sino disponemos de una buena voluntad que lo guíe por el buen camino.
  - Deber: es un concepto incluido dentro de la buena voluntad. Actuar por deber, es actuar según un principio no persiguiendo ningún fin por muy noble que éste sea.
  - En el caso de los imperativos, distingue entre dos tipos: el imperativo categórico y el imperativo hipotético.
  Kant, se sitúa en el categórico porque quiere encontrar algo que sea universal, que pueda querer todo el mundo. Algo que esté exento de contenido material. Esta es la base en que se sustenta imperativo categórico. Kant nos explica como es este imperativo pero no nos puede dar unas normas de conducta, porque si lo hiciera ya no sería a priori.
  El imperativo hipotético tiene el esquema: "si quieres x, tienes que hacer y", las acciones se llevan a cabo movidas por una serie de inclinaciones o intereses, como no todos queremos lo mismo, el imperativo hipotético será distinto para cada persona, no podrá nunca universalizarse.
- Autonomía de la voluntad: es la razón práctica, se conocería a priori ( previamente a la experiencia ). La voluntad se da a sí misma sus propias leyes ( imperativos ), en ellos está el deber moral del hombre. Kant rechaza la heteronomía , alegando que si la voluntad se deja llevar por sentimientos o por algún fin deja de ser autónoma, convirtiéndose en heterónoma.
-  Libertad:  la libertad es imprescindible, para posibilitar una moral autónoma ( obrar por respeto al deber ). Si no existe la libertad, se hace imposible la moral.
La libertad es propia de seres racionales y sólo puede darse a priori. Es la capacidad de verse determinado únicamente por la razón.
  La libertad no puede ser coaccionada, ni limitada, ni tampoco puede definirse, pues de poder hacerlo dejaría de ser libre. Es un concepto abstracto.
  Reflexionando acerca de estos conceptos, llega a la diferenciación entre el mundo sensible y el inteligible. Cuando conocemos un objeto, conocemos su parte sensible, la imagen que tenemos de él ( fenómenos ) pero sabemos que detrás de esta imagen sensible tiene que haber una realidad del objeto ( la cosa en sí ). Esta realidad, la conocemos mediante la inteligencia ( la razón ). Lo mismo sucede cuando tenemos una imagen de nosotros mismos. Tenemos una imagen que pertenece al mundo sensible y una realidad que pertenece al mundo inteligible, el conjunto de ambas formará lo que en realidad somos.

Valoración crítica
  En el capítulo primero, Kant comienza explicándonos lo que es la buena voluntad. Nos dice que la encargada de dirigirla es la razón y que quizás, si lo hiciera el instinto seríamos más felices, porque el hombre común es más fácil de satisfacer. Coincido con Kant en esta afirmación porque opino que cuantas más expectativas tiene una persona y cuanto más conoce, más ganas de mejorar alberga y por lo tanto, es más difícil que se conforme con lo que tiene a su alcance. Las ganas de conocer, nos hacen tener una mente más inquieta y querer siempre llegar más lejos. 
  En afirmaciones de este tipo se deja ver la influencia de la Ilustración y en concreto de Rousseau y se prepara el terreno para profundizar en la búsqueda del conocimiento universal ( el imperativo categórico).
  Nos presenta la regla de oro : no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a tí. Kant expone que no hay que actuar movido por sentimientos o inclinaciones naturales como el amor, o la enemistad, y dice que el acto moral consiste en actuar de la misma manera con alguien a quien amas que con alguien a quien odias.
  Considero que esta es una idea aceptable en un mundo idílico ya que si todos fuéramos capaces de actuar de esta manera no habría guerras, ni tanto odio y nos mantendríamos alejados de las malas vibraciones y sentimientos negativos. Pero no creo que esta regla esté basada sólo en el deber, si no que creo que esconde también intereses, en concreto del amor propio, ya que si no hacemos a otros lo que no queremos que nos hagan, en realidad estamos cubriéndonos las espaldas y actuando de forma correcta para que no nos sea devuelto un mal que nosotros hayamos podido evitar.  
  Kant tampoco acepta la mentira, ni siquiera la mentira "piadosa" porque no podemos concebir una ley moral que se base en la misma, y sea aceptada por todos los seres humanos.
  Nos pone el ejemplo de una mentira que en principio podría servir para evitar consecuencias perjudiciales pero que a larga trae consigo otras consecuencias que ni siquiera hubiéramos podido imaginar, y nos dice que no se debe mentir pero no motivados por el miedo a las consecuencias, si no por el deber.
  No estoy a favor de la mentira, ni de la ocultación y estoy de acuerdo en que ambas pueden acarrearnos consecuencias desagradables que ni siquiera hubiéramos podido sospechar en principio, aceptando la realidad tal y como viene, por muy difícil que sea la situación. Pero aun siendo esta mi postura puedo llegar a entenderlas en casos extremos ( por ejemplo, ocultarle a un enfermo la gravedad de su estado, para evitar que se desmorone y así darle fuerzas para que luche por salvar su vida ).
  Creo que en casos de este tipo, más que ser reprochable, sería respetable. En situaciones parecidas, la norma de Kant, sería más una realidad teórica que práctica. 
  En cuanto a la eutanasia, se posiciona en contra porque no puede haber una universalidad con respecto a la idea del suicidio, ya que según nuestras creencias tendríamos una opinión u otra, no todos pensaríamos lo mismo.
  Asimismo la condena porque dejando de vivir se pierde la autonomía, se elimina toda capacidad de autodeterminación, uno se anula a sí mismo.
  Creo que no es lo mismo el suicidio llevado a cabo por una depresión o una decepción, en cuyo caso, sí pienso que la persona afectada deber luchar por sobreponerse, que el caso de una persona que da su permiso para ser desconectada de una máquina que va a mantenerle con vida durante un tiempo indefinido en estado vegetativo, o en una situación en que su razón puede seguir funcionando pero no disfruta de una calidad de vida digna ( como podría ser el caso que puso de actualidad el debate de la eutanasia en nuestra sociedad, de Ramón Sampedro ).
  En estos casos, creo que ninguna persona debería obligar a nadie a vivir en estas condiciones, si estando en uso de sus plenas facultades mentales, el enfermo da su consentimiento para abandonar esta vida de forma natural, sin estar conectado a máquinas que alarguen su vida de forma artificial.
  En el capítulo segundo, nos habla del imperativo categórico y el hipotético. Nos dice que cuando hacemos el bien, sin dejarnos llevar por intereses, sentimos la necesidad de continuar haciéndolo porque nos hace sentir bien y que este es el argumento que deberíamos explicar a los niños.
  Me parece un buen método, si queremos llegar a ser buenos educadores, pues mediante el miedo, no podremos conseguir nunca tan buenos resultados como fomentando la satisfacción y la motivación.
  Nos dice que todos deseamos ser felices, pero lo que es diferente en cada caso son los medios que elegimos para alcanzar la felicidad. Para cada persona la felicidad será una cosa distinta, y por tanto, no podemos dar de ella una definición. Ni siquiera podemos asegurar que es lo que nos haría felices a nosotros mismos, ya que puede que si conseguimos lo que deseábamos, esto nos cause decepciones o desencadene otras necesidades que hasta entonces no habíamos tenido. 
  En el capítulo tres, Kant nos dice que la libertad y la conciencia de nuestros actos, tienen unas consecuencias y nos hacen dueños de nuestra voluntad. A través del sentimiento conocemos los objetos por lo que nos afectan y no por lo que son en sí mismos.
  Me parece una afirmación muy acertada, pues por muy racionales que intentemos ser, generalmente tendemos a estigmatizar de forma negativa lo que nos trae malos recuerdos y lo que nos causa o nos ha causado dolor con anterioridad, así como también veremos con buenos ojos algo que en un determinado momento nos ha proporcionado un alto nivel de satisfacción. Por lo tanto, es cierto que lo que para mí es bueno o malo, puede que para otra persona distinta a mí, no lo sea. 
  Entrando en el campo de la libertad, nos dice que este es el único camino en el que podemos usar la razón haciéndonos responsables de nuestros actos u omisiones. Estoy totalmente de acuerdo, pues sino somos obligados ni coartados a hacer o no hacer algo, somos libres para tomar elecciones después de haber hecho una deliberación previa. Sin embargo, si alguien nos obliga a actuar de una determinada manera, el responsable de nuestros actos, pasa a ser esta persona que nos priva de nuestra libertad de decisión. 

Conclusión 
  
  El concepto más importante que nos enseña Kant en esta obra, es el de la autonomía. Me parece que es imprescindible para todo ser racional, ser autónomo y libre, pues si no tenemos libertad, no somos personas, si no simples peones que cualquiera puede manejar a su antojo.




Bibliografía

- Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Kant, I. Ed. Austral, Espasa Calpe, S.A, 2009

Bibliografía de apoyo

- Cuadernos de COU y selectividad. Historia de la filosofía. Kant. uso teórico y uso práctico de la razón. García Mouriño, J.M .  Fernández Revuelta, J.A   Ed. Alhambra Longman S.A, 1998

- Diccionario de filosofía abreviado. Ferrater Mora,  Ed. Edhasa, 1992

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