sábado, 21 de septiembre de 2013

Reseña bibliográfica. Simone Weil: "Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social".


Reseña: Simone Weil : “Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social “
(Ed. Paidós Ibérica, S.A. Barcelona, 1995)


  Simone Weil fue una filósofa francesa, nacida en 1909. Fue miembro de una familia acomodada. Estudió en la Escuela Normal Superior.Tomó parte en luchas obreras por lo que perdió su trabajo como profesora.
 Después de pasar por un campo de concentración en Argel, fue a Nueva York y a Londres, con la intención de regresar a Francia pero no pudo llegar a hacerlo pues falleció a causa de su mala salud y su negación a alimentarse adecuadamente.
  Lo que he podido conocer de la vida de Simone Weil me parece lo suficientemente interesante como para acercarme a su obra. Tengo la impresión de encontrarme ante una mujer de carácter fuerte coherente con sus ideas hasta el fin de sus días.
  El libro “Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social” es un libro de gran contenido y de ideales firmes, de lectura fluida, escritura clara y de fácil comprensión con frecuentes alusiones a las sociedades griegas y a los escritos de Marx y Descartes.
  El texto tiene un carácter pesimista que podría resultarnos familiar y de gran actualidad pues salvando el paso de los años transcurridos desde su redacción parece estar describiendo la situación de elevadas cifras de desempleo y desesperación social que se respira en nuestras sociedades actuales. Nos transmite un cierto temor por la falta de
futuro para los jóvenes, donde el trabajo deja de ser algo necesario para ser un privilegio, así como una falta de confianza tanto en la democracia como en los movimientos sociales (por ejemplo, los sindicatos).
Sus temas centrales en este texto son la crítica al marxismo, la descripción de una sociedad libre y el diseño de la vida social contemporánea.
  En su crítica al marxismo, Simone expone que este es una doctrina utópica no realizable. El fallo de Marx radica en que sus ideas sólo funcionan en la teoría y por ese motivo los movimientos sociales que han surgido a raíz de su filosofía han fallado. Marx critica la opresión capitalista pero no da soluciones. Los capitalistas no desean como pensaba Marx, disfrutar y consumir sino aumentar sus empresas y poder competir con las demás con más fuerza. Mientras exista esta competencia, los obreros serán explotados. La subordinación del obrero a la empresa y a quienes la dirigen reside en la estructura de la fábrica y no en el régimen de propiedad. El movimiento obrero también genera al igual que la sociedad burguesa una sociedad de especialistas en la cual siempre habrá sumisión: los que ejecutan están sometidos a los que coordinan. Así sólo se puede organizar la opresión, no subsanarla. Marx no había explicado que las fuerzas de producción tenderían a desarrollarse, sólo admitía que tenían cierta virtud para superar los obstáculos. Aunque se produjera la abolición de la propiedad privada y el lucro individual se generarían otros tipos de desigualdad. La reorganización social tendría también problemas.
  Por otra parte, pensar que el desarrollo de la ciencia nos va a llevar a descubrir fuentes de energía nuevas que colmen nuestras necesidades y disminuyan nuestros esfuerzos para explotarla es a sí mismo utópico.
En el momento en que se redacta el texto la historia está en un momento en que la técnica (el maquinismo) se encuentra en un estado primitivo. Simone opina que lo primero de todo en el desarrollo y el progreso ha sido el trabajo manual y que las máquinas han de tener un conjunto de operaciones definidas y limitadas. Las máquinas suponen un malgasto de energía y el peligro de producir más de lo necesario para satisfacer las necesidades reales.
  Los socialistas critican al capitalismo pero lo que hoy critican podrían convertirlo en ventaja económica si instalaran su régimen.
  Cuando analiza la opresión, la autora expone que durante siglos hemos pensado que el poder de los opresores surge de una usurpación a la que hay que oponerse. Para Marx no se puede acabar con la opresión si aquello que la provoca subsiste. El motivo de la opresión es la división del trabajo, pero el fallo es que no sólo el régimen capitalista causaría esta opresión si no también cualquier otro.
  En el estado de naturaleza el hombre primitivo podía innovar, pero el trabajador en cadena está privado de esta capacidad. Los hombres se acostumbran a esta situación y acaban por no ser conscientes de que poseen esta capacidad de innovación, por lo que no luchan por desarrollarla. Ahora a estas limitaciones tenemos que sumar también la que nos supone la maquinaria.
  La opresión procede de los privilegios. Los privilegiados dependen del trabajo de los demás y la propiedad hace desaparecer la igualdad natural de todos los hombres. Esto pasa por la escasez de recursos, porque no todo puede repartirse entre todos a partes iguales. Para conservar el poder los opresores, tienen también que conseguir victorias exteriores. Así cada vez serán más poderosos y por tanto, más temidos.
  Sólo se puede acabar con esta situación eliminando la desigualdad o instaurando el poder estable que equilibre a los que mandan y a los que obedecen, pero esto, de nuevo es algo utópico. Es utópico porque si un grupo social, suprimiera los privilegios, y desaparecieran el armamento y la moneda de su sociedad, las sociedades que no hubieran renunciado a estos privilegios, los atacarían. En conclusión, una vez que se ha llevado a cabo el poder, ya no se puede renunciar a él. Y el poder colectivo se hace imposible debido a la rivalidad. La rivalidad posibilita que se siga extendiendo el poder, pero toda sociedad está limitada en esta expansión, si sigue expandiéndose sin ningún límite, acaba llegando a la decadencia.
  La humanidad se encuentra en un estado primitivo en que los hombres dejan de luchar contra la opresión como si fueran por naturaleza esclavos.
  Weil hace un bosquejo teórico de una sociedad libre. En este apartado nos dice que el hombre ha nacido para la libertad. El hombre sueña vivir bien a cambio de realizar poco esfuerzo pero el trabajo es necesario porque si no nos aplicáramos ninguna disciplina nos acabaríamos abandonando a la locura.
  La meta que nos proponemos sólo podría ser consecuencia de que las acciones del hombre estuvieran siempre guiadas por su pensamiento, que no debe de ser esclavo del miedo, ni del deseo.
  Opina que el maquinismo nos hace comportarnos como autómatas, renunciando a nuestro pensamiento.
  Para Simone Weil, los hombres se encuentran sometidos a la colectividad y son incapaces de guiarse por sus pensamientos. Las máquinas asumen las funciones esenciales y los hombres adoptan una actitud pasiva. Se han invertido los papeles.
  Cuando los oprimidos se organizan, tienen a cometer los mismos errores que los opresores.

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